La historia de la piñata

Piñata en mercado mexicano
Piñatas en un mercado tradicional de México. Kiev M.

El descubrimiento de América supuso el encuentro de dos mundos, el indígena y el europeo, dando pie al surgimiento de una nueva identidad mestiza definida por una amalgama de elementos culturales, en donde la religión tuvo un papel preponderante en la lucha entre conquistadores y conquistados.

La conquista del Nuevo Mundo se trasladó del escenario militar a uno más complejo, ya que la implantación de la ideología cristiana marcó el ritmo de esa otra batalla en la que se pretendía borrar cualquier rastro de la religión indígena.

La evangelización fue un proceso continuo en México desde la llegada de los primeros colonizadores españoles a territorio americano. La resistencia de los indígenas a cambiar su cosmovisión, motivó a los frailes de las diferentes Órdenes religiosas a buscar nuevos métodos para implantar el cristianismo como religión única entre los nativos; fue así como se adaptaron y modificaron las  festividades y tradiciones indígenas de acuerdo a los valores cristianos para lograr el cometido evangelizador; de esta manera, la piñata devino en un medio para la transmisión y enseñanza de la nueva religión.

Existen distintas versiones sobre el origen de la piñata, una de ellas se relaciona con los viajes del expedicionario Marco Polo a China, quien observó una tradición en la que se acostumbraba romper la figura de un buey relleno de semillas en el marco de la fiesta del año nuevo chino.

Al darse a conocer esta tradición en Europa, los españoles la importaron al Nuevo Mundo al encontrarle cierto parecido con una las festividades mexicas en honor al dios de la guerra, Huitzilopochtli.

Otra versión señala que los antiguos mayas solían practicar un juego en  el cual, con los ojos vendados, intentaban romper una olla de barro llena de chocolate que permanecía suspendida de una cuerda.

Significado

Con el paso del tiempo, la piñata pasó a ser un elemento infaltable en las fiestas mexicanas, sobre todo en las Posadas, como se les conoce a las fiestas previas a la Navidad en México.

La piñata tradicional se elabora con una olla de barro que es decorada con colores brillantes. A esta misma se adhieren siete conos o picos que terminan dándole la forma de una estrella. La piñata se rellena con dulces y frutas de temporada. Para romperla se cuelga de un lazo o cuerda que la mantiene en lo alto;  el reto consiste en quebrarla con un palo mientras se tienen los ojos vendados.

El significado religioso de la piñata está presente en sus elementos decorativos; por una parte, el forro que la recubre, al ser de colores llamativos, es asociado con la tentación, mientras que los siete picos que sobresalen sobre su superficie se vinculan con los pecados capitales. El hecho de romper la piñata con los ojos cubiertos implica un acto de fe, en el que la fortaleza del individuo debe prevalecer para vencer la tentación del pecado.

Los dulces y frutas que se utilizan como relleno de la piñata simbolizan los dones y regalos celestiales por haber vencido al mal, de tal manera que, al romper la piñata, se recompensa a los fieles por no abdicar en su lucha contra el demonio.

Las piñatas como artesanías

Las piñatas más apreciadas por su belleza y colorido son elaboradas por los artesanos de Acolman, un poblado localizado en el Estado de México, donde seguro te enamorarás más de esta extraordinaria artesanía mexicana.

Se dice que en este pueblo mexiquense nació la Posada como tradición. Cada año, del 16 al 24 de diciembre, Acolman es sede de la popular Feria de la Posada y la Piñata, en donde se busca promover el gusto por esta artesanía a través de la realización de un gran concurso artesanal que premia a la piñata más original de la temporada.